En plena etapa de recortes por parte de la Administración en los servicios de salud, el director de un hospital psiquiátrico situado en una zona remota al norte del país recibe una notificación de que su centro va a ser objeto de una inspección de la que dependerá la renovación de subvenciones por parte del Estado, sin las que peligra la continuidad del propio hospital. Ante la imposibilidad de superar esta evaluación en condiciones normales, decide contratar a una compañía de teatro, cuyos actores se harán pasar por enfermos en proceso de recuperación.

Esta es una historia construida a base de despedidas. Y las despedidas tienen siempre algo de confesión, de intentar aplacar nuestra conciencia. A través de los monólogos o confesiones de los distintos personajes, iremos componiendo la historia de nuestra protagonista, la única que no puede hablar durante todo el relato. “Descansa” es una radiografía del dolor, del más intenso de los dolores. El dolor de la pérdida, el único para el que nunca podremos estar preparados.

21 de diciembre de 1.998, a las 10:05 de la mañana. (...) Las tres contracciones anteriores, cronometradas con la misma precisión, no había dicho nada a Gonzalo por no ponerle más nervioso de lo que ya estaba, pero ésta última confirmaba la pauta que poco a poco habría de ir acelerándose. (...) Mientras Sara bebe un yogur líquido, el temblor de su mano le avisa de que ya no va a aguantar mucho. Claudio la observa fijamente. Un cuchillo de cocina es suficiente. Se lo guarda bajo la cazadora y se levanta. (...) Es el momento idóneo –piensa Esteban-, el día idóneo del mes idóneo. Un par de minutos bastarán, antes de que vuelva su compañera, para desviar el dinero que aún no está en la caja, pendiente de recuento. (...) No es más que una ronda, afortunadamente, así que no hay motivo para conectar la sirena. La sirena es sinónimo de problemas, y allí donde hay problemas es el último sitio del mundo donde Nacho quisiera estar. 21 de diciembre es la narración de una escena, pero justo antes de entrar en ella nos dedicaremos a conocer a los personajes que la componen. Cada personaje tiene vida independiente del resto, por lo que cada uno tiene su espacio, su ritmo, su estilo narrativo. Así, 21 de diciembre es comedia y es tragedia, es oscura y luminosa, es tierna y dura...

Cada vez hace más frío, y aquí estoy quieto. Aunque pudiera incorporarme, levantarme, no lo haría. Es una declaración de intenciones; tal vez la primera. ​ El protagonista de esta novela ha escapado (¿de dónde?) robando un coche y, tumbado en mitad de ninguna parte, espera (¿qué espera?). Su discurso interior, entre sensaciones y recuerdos, irá dejando las claves para que el lector construya una historia de miradas, miedos, encierro, soledad y dolor.