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El Pen Club y la jaula de grillos

por ACESCRITORES

© JUAN ÁNGEL JURISTO

Por circunstancias ligadas a los largos años de nuestras circunstancias políticas, el PEN Club Español, fundado en 1922, y que tuvo como presidente a Azorín y como miembros fundadores a Ramón Gómez de la Serna, a Pérez de Ayala y Ramiro de Maeztu, que defendió a Unamuno cuando fue perseguido en los años de la dictadura de Primo de Rivera, que posteriormente tuvo como presidente a Ortega y Gasset,  desapareció durante el franquismo. Esa circunstancia tan anómala está en la base del comunicado del PEN Club Internacional que ha emitido sobre la conculcación de los derechos que en España se han vulnerado respecto al asunto relacionado con el actual problema de Cataluña y que coincide con las vísperas del proceso a los presos acusados de participar en un proceso de independencia unilateral, es decir, participantes activos en un proceso que tiene todos los visos de ser un golpe de Estado.

Azorín fue el primer presidente del Pen en España. En 1922

Y digo esto porque salvo Galicia, Euskadi y Cataluña, lo que en los años de la República se llamó Galeusca por los pactos habidos entre lo que ahora son las tres Comunidades Autónomas, que si están inscritos en el PEN Club Internacional con sus respectivas delegaciones, el Pen Club Español se ha reconstituido varias veces con resultados desgraciados. A la muerte de Franco, por ejemplo, Rodriguez de Miñón intentó reconstituirlo con resultados negativos. En 1977, presidido por Mario Vargas Llosa y formado por José Manuel Caballero BonaldJosé Luis Cano que con la revista Insula bajo el franquismo había representado a un Pen Club español fantasmagórico porque no existía, Ángel González, Pepe Esteban, Juancho Armas Marcelo y Leopoldo Azancot asistieron como miembros de un Pen Club Español recién formado en el Congreso de Estocolmo y que un año más tarde se constituyó oficialmente con Caballero Bonald y José Antonio Gabriel y Galán como directivos.

Por problemas entre sus miembros, Caballero Bonald dimitió y el PEN, de nuevo, pasó a mejor vida hasta que, tras varios intentos más, donde se encontraban personas como José María de Areilza, Fernando Morán, Juan Carlos Onetti, José García Nieto, Félix Grande, Leopoldo de Luís, intentó resucitarse pero no llegó a tener ninguna actividad, hasta que unos años más tarde, estamos ya en 1992, Vázquez Rial y Gabriel y Galán, los dos con graves problemas de salud, intentaron de nuevo la aventura, que se frustró por la muerte de ambos. Luego, Basilio Rodríguez Cañada presidió un PEN Club que formó en 2003 y que ha tenido escasa actividad hasta que hace pocos meses la organización fue expulsada del PEN Club Internacional en una reunión que hubo en Quebec en octubre pasado y que presidio Jennifer Clement por “ haber convertido el centro en una entidad para su propio beneficio que no representa a los escritores de España, lo que es un verdadero delito dada la gran historia del Pen Club de España”.

Con mimbres así es difícil urdir tramas que simplemente se sostengan. Aquel comunicado era veraz pues afirmaba que no representaba a los escritores de España. En realidad los escritores españoles están representados desde hace muchos años en la ACE, Asociación Colegial de Escritores, entidad que creó Ángel María de Lera en 1976 y que hoy preside Manuel Rico y ha sido la única asociación de escritores españoles que garantizaba una continuidad nunca interrumpida y un asesoramiento legal a  sus miembros hasta el punto de que se puede afirmar que si hay, y hubo, un Pen Club Español real, éste ha sido, y es, la ACE y que sólo avatares ligados a prejuicios que vienen de muy lejos, de los años de la posguerra mundial y de la larga dictadura franquista hacen que el PEN Club Internacional carezca de una verdadera representación española.

Esto está en el origen del terremoto que ha acaecido en el seno de la Organización a raíz del comunicado del Pen Club apoyando las tesis marcadas por la rama catalana de la Asociación, dado que los miembros del Pen Club Internacional no están muy duchos en historia de España y la comodidad mental, es decir, el atenerse a prejuicios que en el fondo revelan una ignorancia más que relativa, que han desplegado algunos de sus miembros hace que miremos con preocupación la supuesta objetividad que deberíamos suponer en tan prestigiosa institución. Y digo que esto está en el origen del desgraciado comunicado porque si el Pen Club Internacional se hubiese preocupado de saber algo sobre lo que estaba ocurriendo, lo lógico hubiera sido que hubiese recurrido, por lo menos en términos de consulta, a la entidad que representa a los escritores españoles en su conjunto, es decir, la ACE. No lo hizo.

El comunicado, firmado por algún escritor de valía como Colm Tóibín, y las delegaciones del Pen Club de Argentina, Croacia, Escocia, Eslovenia, Estonia, México, Portugal, Quebec, Honduras, Rusia, coincide, ya digo, en proximidad de fechas con el próximo juicio a representantes de la cultura, así se dice en el comunicado, como Jordi Cuixart y Jordi Sánchez por sedición. El comunicado, además, si se lee con atención parece calcado de las tesis que sostiene el partido independentista catalán Esquerra Republicana de Cataluña. En realidad lo ha emitido Carles Torner, que es un escritor catalán muy favorable al independentismo, lo que ha hecho que el presidente emérito del Pen Club Internacional, Mario Vargas Llosa, que presidió la entidad entre los años 1977 a 1980, haya dimitido, provocando con ello un cisma y, de paso, abriendo un necesario debate dentro de esa organización sobre la objetividad, y de paso los objetivos, de la entidad.

Por su parte la ACE ha emitido un comunicado, en términos muy justos, sobre lo acaecido en el Pen Club Internacional. Dice, por ejemplo, que lo sucedido en el el Pen Club “revela o bien un gran desconocimiento en la situación en toda España o bien la decidida voluntad de alineamiento  con las posiciones de quienes en el último año han vulnerado reiteradamente la Constitución”, recalcando que en España “ no hay escritores ni periodistas presos por sus ideas”. Y respecto a los representantes de la cultura catalana que van a ser juzgados, el texto de la ACE aclara que “están acusados de grandes quiebras de la legalidad democrática y por esa causa están en prisión, desde donde siguen manifestándose libremente, celebran entrevistas, se pronuncian ante los medios de comunicación y no ven en absoluto mermada su libertad de expresión”.

Estos términos, justos y que contrastan en su tono con el estilo irreconciliable del comunicado del Pen Club, hubiesen caído en saco roto si Vargas Llosa no hubiese dimitido de sus funciones en la entidad, provocando un terremoto necesario. Esto debería llevarnos a reflexión porque desde hace muchos años, que se cuentan en siglos, España lleva perdiendo guerras mediáticas que disfrazan intereses muy concretos,a veces espurios, como el que nos ocupa ahora. Y digo en saco roto porque por muy sensatos que hayan sido sus razonamientos, para muchos escritores extranjeros, por pereza mental, ignorancia  o prejuicios derivados vaya usted a saber de qué procedencias, España sigue siendo sospechosa de coartar libertades aunque nadie se atreva a demostrarlo con seriedad.

Suso de Toro, escritor gallego, y que defiende el comunicado del PEN cree que el Estado español, dicho así,  ha atacado los derechos civiles de estos dos presos, aunque reconoce que en rigor no son escritores. Declaración curiosa por parte de un miembro del Pen Club que debería saber que la entidad tiene por objeto defender a éstos y no a políticos, banqueros, abogados, carniceros o miembros de otras honradas profesiones.

En estas estamos… por ahora.

 

Publicado originalmente en librosnocturnidadyalevosia.com

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