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Javier Sagarna: «Queremos ser una referencia de la enseñanza de la escritura creativa en el mundo hispanohablante»

por ACESCRITORES
© Redacción ACE | PEDRO VÍLLORA
Publicamos a continuación la entrevista que, con motivo de la concesión del premio ACE-Ángel María de Lera correspondiente a 2023, ha realizado nuestro vocal de Comunicación y Relaciones con los Medios de Comunicción, Pedro Víllora, a Javier Sagarna, director de Escuela de Escritores.

Escuela de Escritores es la entidad en la que ha recaído el citado galardón, cuya finalidad es premiar a una entidad, pública o privada,  por la labor desarrollada a lo largo del tiempo y que haya contribuido «al fomento de la labor del escritor y de la lectura». El jurado, compuesto por una representación de la Junta Directiva de ACE y de las principales entidades del sector del libro (FGEE, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, CEGL, AECL y CEDRO), consideró el alto valor del trabajo desarrollado por Escuela de Escritores a lo largo de más de veinte años, convirtiéndose en una entidad de referencia en el ámbito de la formación de escritores y escritoras.

Javier Sagarna, interviniendo en la Conferencia Pedagógica Internacional de la EACWP.  © Foto de Isabel Wagemann

Pedro Víllora:  La necesidad de la formación técnica de los artistas es uno de los argumentos fundamentales de la “Poética” de Horacio, acaso uno de los textos más influyentes para todo el clasicismo, pero llegó el romanticismo y se extendió la idea del genio creador que cuenta ante todo con su inspiración y su voluntad. ¿Cuáles son los argumentos de la Escuela de Escritores para defender la enseñanza de técnicas de escritura frente a quienes temen que la formación académica sea un lastre para el desarrollo de la individualidad creadora?

Javier Sagarna: Como dices, hay una larga tradición que acredita la importancia de la formación de los escritores, más allá del talento montuno que cada uno pueda tener. Sin ir más lejos, en una calle del Madrid de los Austrias hay una placa que recuerda que allí estuvo el Taller de Humanidades dirigido por Juan López de Hoyos al que asistió como alumno nada menos que Miguel de Cervantes Saavedra. Una tradición que después el Romanticismo sustituyó por un desmesurado culto a la genialidad del artista como única fuente de creación. Como todo en el Romanticismo, lo menos que puede decirse de esta posición es que, siendo valiosa, era un tanto extrema y resulta sorprendente cómo ha perdurado en el tiempo.

En la Escuela de Escritores estamos convencidos de que un escritor puede y debe formarse, aunque solo sea porque así será mejor escritor que si no lo hace. Yo diría que, como mínimo, hay 3 razones por las que pensamos que asistir a nuestras clases es la mejor manera de iniciarse en el camino de la escritura:

escritor puede y debe aprender su oficio, las técnicas, las estrategias narrativas, los recursos que tiene a su disposición para componer sus historias. Esto, sin duda, se puede aprender leyendo mucho y escribiendo en soledad, pero no deja de ser el camino más complicado. En la Escuela de Escritores un escritor en formación encuentra un aprendizaje completo y bien estructurado de su oficio que, paso a paso, le ayuda a ir dominando las técnicas literarias.

Por otro lado, todo aspirante a escritor tiene talento, mucho o poco, y ese talento debe ser cultivado, afinado, estimulado y retado para que dé los mejores frutos. Dicen que el talento se tiene o no se tiene, que no se puede crear. Yo tengo mis dudas al respecto, pero incluso si lo aceptamos como cierto resulta evidente que un talento mediano bien desarrollado puede dar lugar a obras excelentes, mientras que un gran talento que no se alimenta puede malograrse o quedar muy por debajo de su potencial. Si sumamos un gran talento y una buena guía, el resultado será un escritor de primer nivel, un genio creador. Lejos de imponerles nada que pudiera lastrar su desarrollo como artistas o hacerles escribir a todos igual, en Escuela de Escritores cuidamos y estimulamos el talento y la mirada personal de nuestros alumnos y los animamos convertirse en artistas plenos, individuales y desobedientes.

Oficio, talento individual y voluntad son sin duda los tres pilares sobre los que se sostiene un escritor y los tres se desarrollan durante el aprendizaje en la Escuela de Escritores.

Por último, tenían razón los románticos cuando otorgaban un papel fundamental a la voluntad en el desarrollo de un artista. El deseo y la voluntad son los motores de todo proceso de aprendizaje y también de todo proceso creativo. En Escuela de Escritores nuestros alumnos encuentran compañía -esencial siempre cuando el camino se vuelve pedregoso-, encuentran profesores que les guían y compañeros que les apoyan mientras aprenden el arte de la paciencia y la constancia; aprenden a confiar en sus posibilidades y a permanecer fieles a su deseo, al texto que vive dentro de ellos, cuando las cosas se ponen difíciles.

Oficio, talento individual y voluntad son sin duda los tres pilares sobre los que se sostiene un escritor y los tres se desarrollan durante el aprendizaje en la Escuela de Escritores.

P. V. Además de los cursos virtuales, la Escuela de Escritores tiene un máster profesional de narrativa que ya ha cumplido 14 años, y desde 2020 tiene otro de poesía. Sin embargo, el único programa con homologación universitaria es el Diploma de Especialización en la Enseñanza de la Escritura Creativa, en colaboración con la Universidad de Alcalá. ¿Cuál es la relación de la Escuela de Escritores con la enseñanza reglada? ¿La enseñanza de la escritura debe estar en la universidad o es mejor que se mantenga al margen de los estudios universitarios?

J. S.: La mayor parte de los alumnos de Escuela de Escritores asisten a nuestros cursos presenciales y virtuales que son la base de nuestra enseñanza y que se basan en una dinámica fundamentalmente práctica, de aprendizaje artístico a través de la escritura y el comentario y mejora de nuestros textos. Esta dinámica, la dinámica clásica del taller de escritura que en la Escuela complementamos con materiales teóricos, listas de lecturas y, sobre todo, un plan de aprendizaje claro y bien organizado, es muy diferente a la enseñanza académica clásica. Y así debe ser.

Javier Sagarna, director de Escuela de Escritores

Sin embargo, hace muchos años que, profesores de Escuela de Escritores y la Escuela en sí, impartimos clases y ofrecemos cursos en diversas universidades, tanto españolas como de Europa y Latinoamérica, que se abren a nuestras dinámicas de trabajo. Son muchas las universidades que saben de la excelencia de nuestra enseñanza y, cuando pueden, nos abren un hueco, algunas incluso cuentan directamente entre su profesorado con profesores que también enseñan hace muchos años en Escuela de Escritores. Que una universidad del prestigio de la Universidad de Alcalá haya contado con nosotros a la hora de crear el primer diploma de especialización en la enseñanza de la escritura creativa, creo que dice mucho de lo mucho que valoran nuestros conocimientos y experiencia al respecto.

Hace muchos años que, profesores de Escuela de Escritores y la Escuela en sí, impartimos clases y ofrecemos cursos en diversas universidades, tanto españolas como de Europa y Latinoamérica,

Sin embargo, la ausencia de un reconocimiento oficial de nuestra disciplina como enseñanza artística impide que podamos dar pasos para homologar de alguna manera nuestros cursos y programas, por más que algunos de ellos, como los másteres de Narrativa y Poesía que acabas de mencionar, cumplan todos los requisitos necesarios. Buena prueba de ello es, por ejemplo, la reciente homologación del Máster de Narrativa como máster profesional por parte de la Fundación para el Conocimiento Madrid+d de la Comunidad de Madrid, cuyos estándares no son menos exigentes que los universitarios. Es algo que esperamos que pronto pueda cambiar.

Dicho esto, yo creo que, si bien hay espacio para que haya programas de nivel universitario centrados en la formación de escritores, buena parte de las personas que desean formarse como escritores no desean matricularse en cursos universitarios, sino que la propuesta de cursos que nosotros les hacemos, como escuela independiente, resulta mucho más adecuada a sus necesidades. En mi opinión, la mayor parte de la formación en escritura creativa está mejor y va a seguir imv. partiéndose fuera del ámbito universitario.

P. V.:  ¿Cómo se elige al profesorado de la Escuela de Escritores?

J. S. : De muy diversas maneras, pero priorizamos a nuestros antiguos alumnos a la hora de elegir profesores. En ese aspecto, somos una escuela en la que los alumnos de hoy son los maestros de mañana y estamos orgullosos de que ya haya cuatro generaciones de profesores en activo que fueron alumnos unos de otros en Escuela de Escritores. Los antiguos alumnos conocen nuestra manera de enseñar, se han hecho escritores (y algunos excelentes escritores) a través de ella y se adaptan bien al entorno de máxima exigencia de calidad y, al tiempo, plena libertad y responsabilidad que tratamos de ofrecer a nuestros profesores.

Por supuesto, además, estamos atentos a incorporar al equipo a otros buenos profesores de escritura creativa. Por lo general, nuestros profesores tienen siempre dos características: 1) ser escritores y 2) amar la docencia.

Hay bastantes escritores, muchos de ellos con un gran talento para la literatura, que no están interesados en la docencia. Es perfectamente legítimo y en Escuela de Escritores tratamos de traerlos para que tengan encuentros con nuestros alumnos, sea mediante conferencias, charlas, diálogos o cualquier otro formato. Resulta estimulante y muy instructivo para los alumnos conocerlos y compartir su experiencia. Sin embargo, los profesores del día a día, los que les van a dar clase y van a comentar sus textos, serán siempre escritores que amen enseñar, incluso profesores que escriben, en algunos casos. Lo que no quita que puedan ser, además, grandes escritores.

P. V.:  Después de 20 años de trabajo con más de 20000 alumnos, ¿qué características definen al alumno medio de la Escuela de Escritores? ¿Cuáles son sus orígenes, formación previa, intereses…?

J. S. : Una de las cosas hermosas de nuestra enseñanza, es lo muy variado de los alumnos que vienen a nuestras clases: hay alumnos españoles de casi cualquier punto de nuestro país y también latinoamericanos de cualquier nacionalidad, muchas mujeres (muchas más) pero también un buen puñado de señores calvos o barbudos, señoras mayores (y hasta muy mayores) y chavalas con o sin rastas que aún pelean con el bachillerato, funcionarios, ejecutivas, amas de casa, electricistas, abogados y hasta farmacéuticos. Nuestros alumnos son de ciencias y de letras, universitarios y personas con estudios medios o bajos pero que se han construido en la lectura y la escritura, gente de izquierdas y de derechas, con el pelo largo y con el pelo corto, de bota y de alpargata, gente de todas las mayorías y de todas minorías, chicos, chicas, chiques, de todas las razas, de todos los credos y también de los que solo creen en Cervantes. Los grupos de trabajo en la Escuela de Escritores son un crisol de gente muy diversa unida por dos lazos extraordinariamente fuertes: el deseo de escribir y el amor por la lectura.

Por lo general, nuestros profesores tienen siempre dos características: 1) ser escritores y 2) amar la docencia.

P. V. : ¿Las administraciones públicas ejercen algún tipo de vigilancia o control sobre los planes de estudio o la labor docente?

J. S. En nuestro caso, ninguno. Hemos inventado nuestra manera de enseñar y la perfeccionamos todos los días con lo que nos enseñan la experiencia, los viajes, la formación continua y los contactos con colegas de todo el mundo. Los únicos que nos vigilan son nuestros alumnos, que son exigentes y no estarían en nuestras clases si no recibieran una enseñanza de calidad, si no vieran cómo, curso a curso, se va dibujando el camino para cumplir sus sueños. Los que nunca nos perdemos de vista, eso sí, somos nosotros mismos, para no desviarnos del objetivo: que nuestra enseñanza sea cada día un poco mejor.

P. V. :  La Escuela de Escritores ha intentado que se incluyese la escritura en el proyecto de Ley de Enseñanzas Superiores Artísticas, que, en principio, regularía las enseñanzas de música, danza, canto, arte dramático, diseño y restauración y conservación de bienes culturales, que tradicionalmente se imparten en conservatorios y escuelas superiores.  De lograr su inclusión, ¿está previsto ya como sería el plan de estudios consecuente?

J. S.: La reivindicación del reconocimiento de la escritura creativa como disciplina artística y, en consecuencia, la de su enseñanza como enseñanza artística no es de Escuela de Escritores, sino de todo el sector, que se ha agrupado en la Plataforma Calíope para conseguirlo. Es cierto que nosotros, con el apoyo de ACE y la gran mayoría de las escuelas y talleres literarios de España, hemos sido activos en esta reivindicación, pero entiendo que es un objetivo compartido por todas las escuelas y talleres, todos los profesores y alumnos de escritura creativa y todos los escritores en su conjunto. La actividad de los escritores no es menos artística ni produce obras de menor valor que la de los músicos, los pintores o los restauradores, y debería reconocerse como tal. Si otros artistas tienen derecho a una enseñanza reglada y de calidad, ¿por qué no lo tienen los escritores? Es una cuestión de justicia. De justicia poética, si se me permite el chiste malo.

P.V.: ¿Qué sucederá si se reconoce?

J. S. :Entiendo que la enseñanza en los cursos regulares de todas nuestras escuelas y talleres no variaría gran cosa. Solo habría una diferencia importante, nuestra enseñanza estaría reconocida como tal, lo que no es poca cosa cuando durante muchos años se nos ha acusado de intrusos, de vender humo y hasta de piratas. Moralmente, sería toda una reparación y daría confianza a nuestros alumnos.

Por otro lado, es cierto que se abriría la puerta a la elaboración de programas de enseñanza superior que hoy en día no existen, al reconocimiento de algunos programas ya existentes o incluso, tal y como sugiere la ley, a la creación de Campus de las Artes fruto de la colaboración entre las universidades y las escuelas artísticas, entre las que ya figurarían las de escritura creativa.

P. V.:  Continuando con la pregunta anterior, ¿cómo sería el proceso de selección del profesorado de incluirse la escritura en la ley? ¿Exigiría la reforma de los decretos de especialidades o acaso la creación de una especialidad docente nueva?

J. S.:  La cuestión fundamental es que la enseñanza de la escritura tiene sus propias dinámicas y por ello es importante que siga en manos de los docentes que actualmente la imparten. Y estos son, en su gran mayoría, escritores, muchos de los cuales se han formado a su vez en escuelas literarias. Escritores que forman a escritores, artistas que forman a artistas, con el complemento, ¿por qué no?, de especialistas en determinadas disciplinas del pensamiento, de las Humanidades y de las ciencias sociales.

A partir de aquí, se puede imaginar que, fundamentalmente para la parte de la enseñanza de la escritura creativa que se constituya como enseñanza reglada, los profesores tengan la oportunidad de completar su formación con cursos de especialización. Sin embargo, en la lectura que hacemos del actual proyecto de ley, entendemos que queda muy claro que, más allá de las titulaciones, los escritores también podrán acceder a la docencia por sus méritos artísticos y su experiencia docente, lo que nos parece fundamental.

La enseñanza de la escritura tiene sus propias dinámicas y por ello es importante que siga en manos de los docentes que actualmente la imparten.

P. V.: Además de su vocación hispanoamericana, la Escuela de Escritores colabora en el Proyecto CELA, palabra que no hace referencia al premio Nobel español sino al nombre completo Connecting Emerging Literary Artists. Uno de sus objetivos es fomentar las traducciones de obras españolas a otras lenguas europeas. ¿Cómo se desarrolla este proyecto y cuáles han sido sus logros hasta ahora?

J. S.: Uno de los objetivos estratégicos de Escuela de Escritores fue, desde el primer momento, contactar con nuestros colegas del resto del mundo, con todos aquellos dedicados a la enseñanza de la escritura creativa, y crear vínculos de colaboración y aprender de ellos. Así, tenemos acuerdos de colaboración con diversos programas universitarios en Latinoamérica y en los Estados Unidos, aprovechando el enorme capital que supone desarrollar nuestra actividad docente en nuestra lengua común. Por otro lado, somos miembros fundadores de la Asociación Europea de Programas de Escritura Creativa (EACWP), que agrupa a las principales instituciones dedicadas a la enseñanza de la escritura creativa en Europa, y participamos habitualmente en sus actividades, algunas de las cuales, como la VI Conferencia Internacional sobre Escritura Creativa que tuvo lugar el pasado mes de mayo y reunió a más de 150 profesionales del mundo entero, hemos organizado nosotros, aquí en Madrid.

En el marco de la EACWP conocimos a los líderes del Proyecto CELA, la productora cultural Wintertuin, responsable del programa de escritura creativa de la Universidad de las Artes de los Países Bajos (ArtEZ). Este programa tiene como objetivo completar la formación y difundir la obra de jóvenes talentos literarios emergentes (escritores y traductores) en el contexto europeo, interviniendo el mercado para favorecer la traducción directa entre las lenguas no mayoritarias en Europa, como una forma de preservar la creación artística en nuestras propias lenguas y de fomentar el intercambio cultural entre todos los países de Europa. Lógicamente, este programa tiene el foco puesto en la traducción y los traductores, en pie de igualdad con los escritores, son la piedra angular del mismo. El programa ha sido financiado por el proyecto Europa Creativa de la Unión Europea, así como por otras instituciones culturales europeas de las que, en el caso español, cabe destacar a Acción Cultural Española.

Hace unas semanas tuvo lugar en Turín la sesión de clausura de la segunda edición del Proyecto CELA y estamos ya poniendo en marcha la tercera, que nuevamente será financiada por la Unión Europea. De las 7 instituciones en representación de 6 lenguas que participamos en la primera edición, hemos pasado a 11 instituciones y 10 lenguas en la segunda y, en la tercera edición, seremos 12 instituciones y 11 lenguas europeas las que participarán. El proyecto tiene dos fases, una inicial en la que los participantes reciben formación para desarrollar sus carreras en el ámbito europeo y los traductores, asesorados por mentores experimentados, traducen los textos de los escritores participantes a todas las lenguas del proyecto, y una segunda fase centrada en la promoción, que incluye tanto un tour virtual, como encuentros con los editores de los diversos países y la participación en un festival literario. Si bien se trata de un proyecto a largo plazo, son ya bastantes los autores noveles que han visto su obra traducida a diversas lenguas europeas gracias a este proyecto y son muchos más los traductores que han iniciado o potenciado su carrera como traductores literarios en este contexto.

P. V.:  ¿Cuál es la postura de la Escuela de Escritores frente al desarrollo de la Inteligencia Artificial?

J. S.:  En este momento, de curiosidad y expectativa. No nos cabe duda de que puede haber usos que colisionen con los derechos de autor y con la existencia misma de algunos de los oficios de la escritura, pero, por otro lado, y por lo que vamos sabiendo de algunos de nuestros colegas, parece que también puede tener potencial a la hora de estimular la creatividad. Veremos cómo evoluciona.

En cualquier caso, y es algo que siempre les digo a mis alumnos, por muy bien que pueda llegar a escribir una máquina, aún en el hipotético caso de que aprendieran a ser originales, cosa difícil, hay algo que jamás ninguna máquina podrá escribir: lo que nosotros y solo nosotros tenemos que contar. Cada uno de nosotros ocupa un lugar único en el mundo, nadie tiene nuestros mismos recuerdos, nuestras mismas emociones, nadie mira el mundo exactamente desde el lugar desde el que lo hacemos cada uno de nosotros. De ahí nacen nuestras narraciones y nuestros poemas, eso es lo que da sentido a seguir contando historias o escribiendo versos después de tres mil años de literatura. Nosotros podremos escribir o no escribir esas historias y esos poemas, pero ninguna máquina podrá hacerlo sin nosotros.

P. V.:  ¿Cuáles son los objetivos de la Escuela de Escritores a corto, medio y largo plazo?

J. S.:  Nuestro objetivo siempre ha sido convertirnos en una referencia de la enseñanza de la escritura creativa en el mundo hispanohablante. Una escuela de formación artística de alta calidad centrada en la escritura, ese lugar en el que nos hubiera gustado poder estudiar a nosotros cuando empezábamos a escribir.

A corto plazo, el objetivo es mantener la estabilidad de la Escuela en las turbulencias de estos tiempos y prepararla para seguir creciendo y mejorando y diversificando nuestra enseñanza. A medio plazo, tenemos varios proyectos que esperamos que vean la luz a lo largo del año que viene: la tercera edición del proyecto CELA, un máster de ámbito europeo en colaboración con dos de las más importantes escuelas de Europa y otras ideas que nos rondan por la cabeza. A largo plazo, y si finalmente se consigue el reconocimiento de la escritura creativa como disciplina artística, por qué no soñar con convertir en oficiales algunos de nuestros programas más avanzados.

© FOTO PRINCIPAL: PEXELS-FAUXELS. 

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